Florida, el estado del sol y de las playas paradisíacas, sigue atrayendo a personas de todo Estados Unidos. Sin embargo, un reciente estudio del Estado arroja luz sobre una realidad compleja: si bien su población continúa en aumento, se prevé una ralentización en este crecimiento en el futuro cercano.
Datos de la Oficina de Investigación Económica y Demográfica revelan que, a abril de este año, la población de Florida ha alcanzado los 22.6 millones, un incremento del 1.61% respecto al año anterior. Este aumento, principalmente debido a la llegada de personas de otros estados, marca un récord histórico.
Pero las proyecciones hasta 2028 indican un cambio de rumbo. Stefan Rayer, experto de la Universidad de Florida, anticipa una disminución progresiva en la tasa de crecimiento, estimando una reducción hasta el 1.18% en 2028. A pesar de esta desaceleración, se espera un crecimiento medio de unos 300,000 habitantes anuales, lo que equivale a sumar una ciudad del tamaño de Orlando cada año.
Sin embargo, hay aspectos preocupantes en esta dinámica. Según el Gobernador Ron DeSantis, los jóvenes muestran un interés decreciente en mudarse a Florida. A esto se suma que la mayoría de los nuevos residentes son personas entre 60 y 69 años, lo que conlleva un aumento en la demanda de servicios sin una fuerza laboral adecuada para atenderla. Esta situación impacta directamente en los costos de vida, con un salario mínimo de $11 la hora que resulta insuficiente incluso para quienes ganan un 50% más y tienen dos empleos.
La política migratoria actual, impulsada por DeSantis, ha restringido la llegada de extranjeros, vital para la economía del estado. Esta política no solo afecta la disponibilidad de trabajadores en sectores clave, sino que también desalienta a los jóvenes estadounidenses de considerar Florida como un lugar viable para vivir.
Miami, conocida como la capital de Latinoamérica, podría enfrentarse a un futuro similar al de ciudades como Naples, FL, donde